Mural efímero, mixta sobre concreto, 500 cm x 380 cm, 2018 / Lugar: Museo de Arte Contemporáneo del Cusco
Mural elaborado en memoria de mi bisabuela quien falleció cuando yo era una niña de siete años. Mi abuela era partera y huesera, cuando murió sus hijos le otorgaron el papel de “bruja”. Mi admiración por ella hizo que yo asumiera también el papel de bruja de manera inconsciente. La realización del mural fue un acto de sanación, profunda reafirmación con mis creencias.
Los alfileres están asociados al culto religioso del Vudú africanos, dispuestos de manera aleatoria como un mapa de acupuntura facial o constelaciones nerviosas en el rostro que mira al público sin darle tregua al vacío que invade al observador.
Estuvo en exposición 30 días, al final de ese periodo decidí darle un nuevo curso al proyecto para ello decidí que aquella imagen que acompañaba en la muestra tenía que retornar a su origen y aparecer nuevamente cuando yo decida. Puesto que la imagen puede emerger en cualquier punto del planeta, como confirmación de los misterios del arte y los misterios de la vida mágico-religioso de los habitantes del mundo andino.